Nuestra Historia
Labrando olivos desde 1950
Nuestra historia se remonta al año 1950, años en los que Pedro y María padres de José “El Zorrito” y Clemente y Eusebia, padres de Faustino, ya cultivaban pequeñas tierras de olivar ubicados en “El Cerro Moral” y “Los Pozos del tío Vito”. En aquella época, la labor del olivar era con mulas y arados, las “yuntas” de aquellos entonces. La recogida de la aceituna era con “serones” y mantas y la molienda se hacía con molinos de piedra, capachos y tornos manuales. Ambas familias desconocían que pasados unos años llegarían a unir sus tierras.
En 1977 ambas familias hacen entrega de sus olivares a sus respectivos hijos José y Faustino, ambos casados y con hijos. Ellos, guiados por los pasos de sus padres, continuaron labrando los olivares de la forma en que los habían enseñado.
En 1985, el tío Pedro “El Zorrito” y la tía Manuela “La Carnicera” heredan de sus respectivos padres, José “El Zorrito” y Faustino “El Carpintero” los pequeños olivares que descienden de sus abuelos Pedro, María, Clemente y Eusebia.
El matrimonio de Pedro y Manuela, poco a poco, va aumentando sus tierras de olivos centenarios, “El Mantón de Manila” situado en el Cno. Del Puerto, “La Vegata de la Garganta” situado en Las Morras, “El Rengel”, etc….
En estos años, la labranza del olivo ya había evolucionado, el labrado ya se hacía con tractor y cultivador, la recogida se hacía con “ropones” y la molienda ya se hacía en las almazaras.
El 10 de Octubre de 1998, Pedro y Manuela hacen el reparto de sus queridos olivos a sus 5 hijos, entre ellos Micaela, la del “Mantón de Manila”. En la foto, Micaela mostrando el orgullo de la adquisición. Desde entonces y después de 4 generaciones, continuamos labrando nuestros olivos con gran cariño y devoción, el mismo que nos han ido trasladando desde nuestros tatarabuelos Pedro, María, Clemente y Eusebia.